VIAJE CON NOSOTROS

Estamos en época de vacaciones. Quizá las hayas comenzado o tal vez no. Si estás preparando tu viaje, haciendo las maletas, a punto de embarcar o ya alojado en un hotel, lo que te cuento a continuación puede serte de utilidad. Disfruta  de tus vacaciones y deja un buen recuerdo allá por donde pases.

Preparar el viaje. Generalmente, un viaje bien planificado permite disfrutar con mayor intensidad del mismo. Esto no significa que haya que mantener un horario estricto ni sea necesario verlo todo hasta agotarnos. Pero una buena planificación desde el principio nos ayudará a tener menos imprevistos y, en consecuencia, a gozar de una mayor tranquilidad. Lo primero que has de preparar son los documentos e identificación necesarios: Dependiendo de cuál sea nuestro destino, necesitaremos D.N.I., pasaporte, visados... Si vamos a un sitio con riesgo sanitario, será de gran utilidad la contratación de una póliza de seguro médico y, en algunos casos, vacunas obligadas. A no ser que seas estudiante y estés pensando en un plan tipo "interrail", es importante la organización de reservas de billetes, hoteles, coches de alquiler, lugares a visitar con sus horarios... Los viajes eran hace un siglo para las clases pudientes. A partir de los años 60 empezaron a peroliferar las agencias de viajes, que hoy en día ofrecen viajes personalizados a medida, en grupo, de aventura... El reinado de este tipo de agencias ha ido decayendo con la accesibilidad masiva a internet, donde tú mismo/a puedes hacer tus propias gestiones y organizarte como más te convenga, por fechas, precios, medios de transporte...

El equipaje perfecto. Has de tener en cuenta: El tiempo que vas a permanecer en tu destino, la climatología y las actividades que llevarás a cabo. Es mejor llevar la mitad del equipaje y el doble de dinero que pensabas. Como esto es algo que no todo el mundo se puede permitir, su traducción práctica será: Organízalo bien y lleva lo justo; olvídate de los "por si acaso"; en todas partes hay tiendas asequibles donde comprar una prenda "de emergencia". Aunque los hoteles dispongan de servicio de planchado, es aconsejable llevar una plancha de viaje; nuestras prendas llegarán con arrugas inevitablemente. Es preferible portar dos maletas holgadas que una cerrada a presión. Utiliza un pequeño bolso o maletín de viaje, donde tengas a mano la documentación necesaria, los objetos de valor -joyas, por ejemplo-, el dinero, las tarjetas de crédito, una agenda -tu I Phone, por ejemplo- con los teléfonos más frecuentes, de interés para el viaje, incluyendo el de la Embajada de España en el país correspondiente si sales al extranjero.

Medios de transporte. Voy a obviar el coche particular, pues cada quien se comporta en él como le parece, respetando, eso sí, la normas de circulación y al resto de conductores, pero esto daría para otro "post". Me centraré en los medios de transporte públicos: tren , autocar, avión y barco. Como para el tren y el autocar las normas de comportamiento son prácticamente las mismas, escribiré sobre el tren y el avión , que son, también los medios de locomoción más utilizados para largos recorridos, y el barco, pues los cruceros se vuelto a poner muy de moda. Los viajes en tren tenían un auténtico tratado de normas cuando se viajaba en compartimentos, pasaba el revisor, estaba permitido fumar y las diferentes clases estaban tan divididas. Existían reglas hasta para abrir las ventanillas de los mencionados compartimentos. Hoy contamos con controles de entrada antes de acceder al andén, está prohibido fumar, los vagones son amplios y espaciosos y tienen una climatización adecuada. Así que es imposible "pelearse" con el compañero de viaje por abrir o cerrar una ventanilla. Procura ser puntual a la llegada a la estación para no tener que desplazarte corriendo, de manera que puedas llevarte por delante al resto de viajeros con la maleta. No subas ni bajes atropelladamente; el tren no se va a escapar, porque cuentas con unos minutos en los que previamente se cortó el control de acceso. Un caballero ayudará a una señora a subir la maleta, tanto al tren como a los lugares reservados para el equipaje; lo mismo hará un joven con una persona mayor.

No es de buen tono estornudar, toser o sonarse la nariz con estrépito ni hablar por el móvil a gritos. No resulta agradable para el resto de viajeros el olor penetrante de algunos alimentos, así como no se debe tomar cosas grasientas que puedan ensuciar los asientos o el suelo. No te descalces, utiliza un calzado cómodo.

Todos sabemos que el medio más rápido para desplazarse es el avión, aunque, muchas veces con los retrasos, las colas para facturar, los controles de seguridad, los tiempos para embarcar, las esperas en la cinta transportadora, las pérdidas de equipaje... pueden cargar nuestra paciencia . No olvides nunca que la persona que tienes delante o detrás en la cola se halla en la misma situación que tú y que, por tanto, es mejor no quejarse, pues ya se sabe que la queja, como el bostezo o la risa, es contagiosa. Hay que armarse de paciencia y pensar que una espera en un aeropuerto, como dice un buen amigo mío de carácter optimista, es el momento idóneo para disfrutar de esa novela que nos tiene intrigados y que no hemos podido leer en otro momento. También puedes ver la prensa, darte una vuelta para estirar la piernas... Si tienes que poner una reclamación a la compañía aérea, porque es lo que corresponde, lo harás acercándote  a la ventanilla correspondiente, con educación, pero con firmeza, y nunca perdiendo los nervios, porque una palabra más alta que otra resta autoridad a lo que dices. Ni tus compañeros de viaje u otras personas dispuestas a viajar son tus enemigos.

Tampoco lo es la tripulación, que está siempre para ayudarte, especialmente las azafatas, tanto de tierra como de aire. Ellas son la cara visible de la tripulación que te conducirá a tu destino. Aunque estés muy acostumbrado  a viajar en avión, escucharás sus instrucciones para el vuelo y las mirarás mientras hablan por educación; es muy desagradable hablar para un auditorio que no escucha, no mira, mantiene mientras otra conversación o se mofa e imita tus gestos. Las azafatas están para atendernos en nuestras necesidades, pero no para recibir constantes preguntas innecesarias ni para coquetear. Tampoco se les ha de dar propina; esto resultaría  ofensivo. No resulta elegante llevar equipaje de lujo en un vuelo en el que has de facturar, sino más bien ridículo. Las maletas son las que más sufren en un vuelo. A no ser que viajes en un jet privado, evita fardar de maletas si no quieres quedarte con unos guiñapos tras el viaje. Para los trayectos largos es muy útil llevar una bolsa de mano si quieres arreglarte un poco antes de bajar del avión. Ya sabes que puedes llevar hasta un litro en bolsitas transparentes. Desde que se impuso esta normativa en diciembre de 2.005, las casas cosméticas se han afanado en sacar al mercado tallas de viaje de sus cremas más vendidas. Está muy bien, por si quieres afeitarte, en el caso de que seas varón, o retocarte un poco, si eres mujer.



En un barco las escasas relaciones con el resto de viajeros en otros medios no son posibles. Si te embarcas en un crucero vas a pasar unos días con varias personas en un espacio amplio, que, a excepción de tu camarote, no deja de ser un espacio común. Por este motivo se hace necesario que cada quien contribuya  a hacer más agradable la travesía a sus compañeros de viaje. Esto no quiere decir que sea necesario participar en todas las actividades si no te apetece, pero sí que saludes a las otras personas que pasean por cubierta, a tus vecinos de camarote, a las personas que compartan tu mesa en el comedor. Aquí se hacen necesarias las presentaciones y la conversación. El caballero será presentado a la dama y la persona joven a la de mayor edad. Tu anfitrión es el capitán, al que se le debe un respeto especial, pues vela por tu vida y, en caso de peligro de naufragio, será el último en abandonar el barco. Al ser el anfitrión, se espera a que llegue al comedor y tome asiento para poder hacerlo nosotros a continuación. Si estás invitado a su mesa, lo cual es el mayor honor que te pueden hacer en un barco, respetarás sus normas y probarás, al menos, de todo cuanto te ofrezca. Si eres propenso a los mareos, a la mínima sensación de malestar, tratarás de retirarte a tu camarote para, en la medida de lo posible, no ofrecer un espectáculo degaradable. La mejor solución es tumbarte boca abajo sin almohada y con la ventana abierta. Una vez haya amainado la tormenta, sube a cubierta a tomar el aire.

"Extraños en un tren"

Conversaciones. Exceptuando, como ya hemos visto, los casos en alta mar, las conversaciones en otros medios de locomoción son a gusto del consumidor. Este tipo de conversaciones han de surgir de manera natural y espontánea. No a todo el mundo le apetece hablar con un desconocido o hacerlo todo el tiempo que dure el trayecto. Si mantienes una conversación con tu compañero de viaje, esta se producirá así: Utilizando un tono más bien bajo; sin dar nombres de terceras personas y menos aún contando chismes sobre ellas -no sabemos quién puede oírnos-; no contar intimidades personales y/o profesionales; no dar detalles sobre objetos de valor o dinero; no realizar preguntas indiscretas sobre el motivo del viaje o el tiempo de estancia en el lugar de destino; suspender la conversación si presentimos que la otra persona está cansada o prefiere  leer. Las presentaciones no son necesarias en este tipo de circunstancias; tan sólo las realizaremos si así lo deseamos tras un buen rato de conversación. Al bajarnos del tren, autocar o avión, nos despediremos de la persona con la que mantuvimos conversación.

Los niños. Viajar con niños obliga a estar pendiente de ellos todo el rato, pues, en un momento de despiste, pueden estar cometiendo cualquier fechoría. Los niños son niños y tienen ocurrencias muy diversas. En principio, si un niño es maleducado o molesta al resto de los viajeros, la culpa es de los padres, no del infante. Habitualmente la criatura se comporta como lo hace en su casa, por lo que se refleja la educación que está recibiendo. Para un viaje con niños hay que llevar material suficiente para entretenerlo durante todo el trayecto: juegos, cuentos, libros para colorear... El adulto responsable no podrá dedicarse a otra cosa, como leer o realizar una labor, porque pierde la atención sobre el niño. Hay que evitar que corran por los pasillos y/o se suban a los asientos vacíos. Tampoco les daremos comida que puedan llevar en la mano y ensuciar. Si mancha el traje de alguna persona, seguro que no vive en nuestra misma ciudad y no nos podremos hacer cargo de la factura de la tintorería. Si tu hijo está bien educado y tú estás pendiente de él, seguro que su comportamiento es modélico, sin olvidar que es un niño.

Hoteles. Al hospedarte en un hotel has de mantener el mismo comportamiento que te gustaría que tus invitados tuvieran en tu propia casa. Por eso dejamos la habitación ordenada cuando salimos. Esto no significa que tengamos que hacernos la cama, pero sí dejar un mínimo de orden para facilitar el trabajo de las personas del servicio de limpieza. El trato con el personal del hotel será cortés, pero sin tomarse familiaridades, por lo que siempre saludarás al personal que te encuentres por los pasillos o que esté en recepción; así como al resto de personas que se alojen en el hotel cuando nos crucemos con ellas. Al personal le daremos propina dependiendo de la categoría del hotel y del servicio recibido. Hay que tener en cuenta que en algunos países como en  Cuba se considera insultante, aunque todo el mundo la espera, y en muchos asiáticos, como Japón , Indonesia, Malasia, Tailandia o Singapur, es un acto de mala educación. Si has pensado quedarte algún día más en el hotel, lo avisarás con tiempo suficiente, por si no hubiera plazas, y siempre antes de mediodía, que es la hora máxima a la que has de dejar la habitación cuando te vayas. Si te pasas por su restaurante, aunque esté situado en un lugar de playa, te vestirás apropiadamente, no como volviste de la playa. Aquí no es necesario saludar; funciona como un restaurante más. Esto cambia si te alojas en una hospedería o en una pensión, donde el ambiente es más familiar. Al entrar al comedor saludarás en general y, especialmente al sentarte a la mesa, ya que, a diferencia del hotel, lo harás con otros huéspedes desconocidos. Al levantarte de la mesa tras el almuerzo o la cena no es necesario que te despidas de toda la mesa, pero sí de quienes tuviste sentados frente a ti, a tu derecha y a tu izquierda.

LO QUE NUNCA DEBES HACER

1. No ser cortés con las señoras y personas mayores con las que te topes en tus viajes.

2. Si tienes fobia a los aviones, volar y montar un numerito. Mejor utiliza otro medios de transporte o toma una medicación prescrita por el médico.

3. Utilizar aparatos electrónicos durante el trayecto del vuelo en el que digan que está prohibido.
4. Llevarte albornoces o toallas de los hoteles como si se tratasen de "souvenires".
5. Olvidarte de que cuando viajas al extranjero eres el embajador de tu país allá por donde pases.

Feliz viaje y mejor estancia y...¡a disfrutar!