lunes, 11 de abril de 2011

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA. Parte II.

La semana pasada analizábamos la necesidad de unas normas sociales
para ayudarnos a convivir mejor. Ahora que tú y yo hemos acordado que "no todo vale", vamos a profundizar en qué vale y qué no, dónde, cuándo, cómo y con quién. Veamos los espacios públicos más habituales de nuestro día a día.

En la calle. Los lugares angostos, así como las escaleras -también las interiores- son sitios donde la cesión del paso es obligada por una de la dos personas: el varón cede a la mujer, la persona joven a la de mayor edad; aunque habitualmente rige la norma de la derecha, que es el lugar de honor, en aceras estrechas o carreteras con tráfico cercano, la mujer irá por el interior. Por mucho que adores a tu mascota, no a todo el mundo tiene por qué gustarle; al pasear con perro, mejor no dejarlo suelto por lugares ni a horas que no se debe ni dejar el cordel muy largo, de forma que pueda resultar molesto a los transeúntes; no hay que olvidar que la calle es de las personas.

Las colas. Por norma general, a los españoles nos gusta muy poco hacer colas. Deberíamos aprender de nuestros compañeros europeos, que entienden que hacer cola es "lo normal". Ya sea en el médico, el banco, el supermercado, los grandes almacenes, el cine, el teatro...
Has de ser tan comprensivo como querrás que los demás lo sean contigo. Si estás esperando, como te corresponde, has de pensar que quien va delante también merece ser atendido como tú: Si va al médico es porque está enfermo, al supermercado porque necesita comprar alimentos, al cine porque quiere divertirse igual que tú. Si no quieres que el médico te visite, hacer la compra o ir al cine por no aguantar las colas me parece perfecto, es tu opción; al menos el resto de las personas que aguardan a ser atendidos no tendrás por qué aguantar injustas y molestas quejas. Ser un quejica siempre resulta pesado para quienes te rodean; ¿o crees que el resto disfruta haciendo cola como si estuviera en un parque de atracciones?
Tampoco permitas que que se te cuelen. Habitualmente está el típic@
listill@ que te la quiere jugar: El colón de profesión sólo ha adquirido una cosa o dos en el super, su gestión en el banco es breve, su visita al médico de urgencia -que le pidan una ambulancia, entonces- y siempre, siempre, siempre tiene prisa -el ticket del parquímetro, el trabajo, la familia...-, como si a ti te sobrara el tiempo, vamos.
No hay que ser maleducado con los "colones" sino elegante y sonriente sin dejar de ser tajante: "Disculpe, caballero /señora, pero yo estaba antes". Verás lo bien que te sienta ser educad@ y no ponerte a su nivel. Además, las colas son forjadoras de virtudes, como la paciencia.

Los atascos. Son las colas de los coches.
Si vives en una gran ciudad y habitualmente utilizas el coche para desplazarte, has de contar con las horas punta, los accidentes... del mismo modo que si sales o regresas de viaje en días de tráfico conflictivo. Las colas de los coches resultan algo más incómodas que las otras. Mi tía siempre decía que tenían que inventar el coche plegable, supongo que para aparcar y huir por piernas de una caravana, pero es que lo de mi tía siempre tuvo delito, porque utilizaba el coche hasta para comprar el pan en una ciudad de provincias. Pero mientras llega el plegable de mi tía, en un atasco toca paciencia -otra vez-; no insultar al conductor de al lado -que se halla en la misma situación que tú-; no pitar, porque tocar el claxon es como el bostezo o la risa, que resultan contagiosos, y acaba produciéndose un ruido infernal, con el que nadie se aclara, todo el mundo se pone más nervioso y, lo peor de todo, no solucionas nada; no quejarse a los agentes de movilidad urbana -en todo caso, preguntar con toda la calma de la que seas capaz; estar atento a sus indicaciones -así que evita hablar por el móvil-; procurar mantener la mayor distancia posible con el vehículo precedente para evitar accidentes.



Normas de circulación. 
Si existen es porque nos las hemos inventado para facilitarnos la vida entre conductores y peatones, ergo, están para cumplirlas. Las señales y los semáforos se respetan por parte de ambos: conductores y peatones. Los pasos de peatones, por mucha prisa que tengas, conductor, son eso, pasos para peatones y si hay un peatón le dejarás pasar; recuerda que los semáforos se cruzan en verde o naranja, siempre y cuando en este último caso no esté en verde para tus amigos los peatones. Peatón: Sólo cruzarás el semáforo en verde, aunque no veas venir ningún coche, a no ser que quieras jugarte la vida o dar mal ejemplo a los niños viandantes. Conductores y peatones han de ser amigos, pues sus "funciones" se alternan con frecuencia.

La bicicleta. Si prefieres optar por un tranporte que te evite atascos y gastos excesivos de gasolina y parking, además de abogar por el medioambiente, puedes
usar una bicicleta. Si no tienes una o te resulta incómodo llevar la tuya propia, en diversos municipios españoles dispones de servicios de alquiler en distintos puntos de la ciudad. Irás siempre que te sea posible por el carril bici y no alcanzarás grandes velocidades, que pongan en peligro a los peatones; debes respetar igualmente las normas de circulación y semáforos, muchos de ellos con señalización específica para bicicletas.

Metro y autobús. Son los medios de transporte público más utilizados a diario. Son económicos y rápidos y nos evitan los famosos atascos, especialmente si recurrimos al primero. El billete se paga, también el de metro, no se salta por encima de la valla. En España hay mucho tunante suelto, que se cree que puede hacer lo que quiera con tal de que no le "pillen". Deberíamos tomar ejemplo de nuestros conciudadanos alemanes, que no tienen torniquetes en el metro ni revisores y cuyos periódicos está colocados en unos puestos sin vigilancia, en los que cualquiera podría llevarse gratis las noticias del día, pero todo el mundo deja su Euro.
Todos conocemos las incomodidades y aglomeraciones que se producen
en este tipo de transportes. Normas de uso: Guardar la fila en el autobús; saludar al conductor del autobús y a la taquillera del metro; no trotar por las escaleras como potros desbocados, empujando y agobiando a los demás viajeros; dejar salir a los que se bajan del metro antes de entrar; ducharse y asearse bien, no sea que al levantar el brazo para agarrarnos le produzcamos un desmayo a la señora de al lado; dejar paso a los viajeros que se van a bajar si estamos junto a las puertas; tener cuidado con los bultos que puedan estorbar: bolsos, carteras, mochilas...; no usar un asiento para un niño menor de 3 años, que no paga billete -lo sentarás en tu regazo-no utilizar asientos destinados a personas mayores, minusválidos, embarazadas y madres con bebés -en caso de ir sentad@ en uno de estos asientos lo cederás inmediatamente a personas con preferencia;
también has de ceder el asiento a una mujer si eres varón independientemente de su edad y de la tuya-, a una persona que te lleve una generación -25 años-, piensa que es como si se lo cedieras a tu propia madre.

Taxis. Si tomas un taxi saludarás al taxista con amabilidad, le  indicarás la dirección lo más exacta posible y mantendrás una conversación cordial con él, deseándole un buen día cuando te despidas y dejándole una propina acorde con el trato recibido. No todos los taxistas -como no todas las personas- poseen el don de la palabra, pero ahí estás tú para generar empatía y buen humor con tus semejantes, para crear un entorno más cordial y humano y dejar una buena impresión de ti mism@.


LO QUE NUNCA DEBES HACER

1. Ocupar la acera de la calle de lado a lado cuando vas en grupo.
2. Pasar por en medio de dos personas que van conversando por la calle.
3. Arrojar papeles, colillas, chicles o cualquier otro tipo de desperdicio en la calle o los tranportes públicos. No ensuciar, en general, lo que "es de todos".
4. No recoger los restos orgánicos de tu perro cuando lo saques de paseo.
5. Correr excesivamente con el coche cuando llueve salpicando a los viandantes.
6. Hablar por el móvil mientras conduces -y menos aún si eres taxista y llevas un cliente a bordo-; puedes provocar un accidente.
7. Intentar sortear peligrosamente los coches cuando vayas en bici o en moto.
8. Ir "tirado" en el suelo del metro; descalzarte y/o apoyar los pies -con zapatos o sin ellos- en un asiento, que luego utilizará otra persona.
9. Gritar y/o molestar con conversaciones en un tono excesivamente alto o soeces en los medios de tranporte público.
10. Realizar acercamientos excesivos o tocamientos a tus vecinos de viaje en los lugares mencionados.


Con gracia y educación, te vas a llevar de calle a cuantos te rodeen y, lo más importante: ¡Vas a disfrutar!

2 comentarios:

Gracias por dejar tu opinión. Me ayuda a crecer y a mejorar. Aránzazu.