MY FAIR LADY

Balenciaga

El próximo 7 de junio se inaugura el Museo Balenciaga y el lunes estuve en un evento sobre el inigualable diseñador-modisto. Esto me hizo recordar que cuando inicié este blog, escribiendo sobre el atuendo más apropiado para asistir a una boda, prometí una entrada sobre elegancia femenina en el vestir. Así que, inspirada por el Maestro y el título de una evocadora película, escribo sobre elegancia y moda, que pueden o no estar reñidas. ¿Quieres aprender a ser actual sin perder el encanto propio de tu feminidad?

Lanvin

Primeros diseñadores. Los tiempos han cambiado mucho en todos los aspectos durante el siglo pasado y la moda, puesto que es una manisfetación de los mismos, también. Las primeras colecciones nacen a principios del siglo XX para dar salida al gran stock de tejidos. Surge una nueva industria, pues se empieza a tener un concepto diferente del vestir, ya no se asocia sólo a una clase social sino también a una nueva manera de entender la vida y especialmente a las mujeres. Desde que Paul Poiret nos liberara del miriñaque o corsé, Jeanne Lanvin nos subiera la falda por encima de los tobillos y Coco Chanel nos permitiera llevar pantalones y prendas de punto, asistimos a una revolución, que hasta hoy, se ha mostrado imparable.        
Se inicia la progresiva substitución de la costura a medida por el "prêt-à- porter", listo para llevar, aunque tardaría mucho en ampliarse a, prácticamente, toda la población. En las clases sociales altas, aún se mantenía la costumbre de cambiarse de ropa tres veces al día: mañana, vestido informal;  tarde, vestido cóctel; cena, de largo. Esto exigía de un amplio vestuario confeccionado por modistas expertas.

Años 40, 50 y 60

Evolución de la moda. Es cierto que durante muchas décadas aún del pasado siglo, la modista era clave en la vida de prácticamente cualquier mujer. Hasta bien pasados los años 50 y parte de los 60, las señoras vestían de confección a medida. En los años 40, con el periodo de racionamiento europeo debido a la Segunda Guerra Mundial, las damas empiezan a controlar sus gastos. En un artículo de Vogue USA de 1942 se afirmaba lo siguiente: "La elegancia está anticuada. Está mal visto parecer rico. La moderación tiene un chic del que carece el exceso". Comienza el reinado del nylon y otros tejidos sintéticos, los sombreros reducen los elásticos y la redecilla de ganchillo se plantea como alternativa a la rafia. En Inglaterra se

Señoras frente a ruinas de guerra y comprando en el mercado

democratiza la alta costura londinenese. Aparecen los primeros bolsos grandes, que se reutilizan con cambios de forros y boquillas.

Marlene Dietrich

Las medias se reparan de manera invisible y los zapatos se tiñen. Aun con todo, antes de llegar a los 50 en que la moda recupera su esplendor, a las señoras que les tocó vivir los duros años 40, en España tras una guerra civil y en el resto de Europa sumergidas en la Segunda Gran Guerra, no les faltaba un ápice de elegancia. La elegancia no consiste en "parecer rico" sino en saber llevar con porte y dignidad un buen traje, aunque sea el único, porque "la moderación tiene un chic del que carece el exceso".

 




Collage fotos de Raquel T. G. de Moda y tendencias

En los años 50 se recupera la ilusión y esto también se refleja en la moda. Balenciaga, Givenchy, Dior y Balmain se  convierten en maestros del "savoir faire" de la costura y vuelven a hacer soñar a las mujeres de la época con sus creaciones y nuevas siluetas. A pesar de tratarse de épocas distintas con acontecimientos muy variados y diferencias económicas, nunca se perdieron la clase y el estilo para llevar un traje, siempre perfectamente combinado con sus zapatos, bolso, sombrero y guantes. ¿Hemos perdido esto? Lo analizaré después.

Twiggy, años 60 y Jane Birkin, años 70

Durante siglos las mujeres a cualquier edad vestían igual. No existía la llamada moda joven : A los 17 años ya vestías como lo continuarías haciendo a los 50 y por el resto de tus días. Esto se rompe en los 60 con Mary Quant y su revolucionaria minifalda y, por supuesto, con mayo del 68. Las piernas ven la calle y la calle ve las piernas de las mujeres. En los 70 ve su culminación con la liberación de la mujer, el "flower-power" y su consecuente movimiento hippy. Las flores y los vaqueros arrasan y estos últimos lo hacen para quedarse como prenda de fondo de armario femenino.

Carla Bruni de Sarkozy

Buenos hábitos. Vivimos en un mundo muy globalizado, en el que "celebrities, socialities y fashionistas" influyen con sus atuendos, en muchas ocasiones de manera perniciosa en nuestras vidas. ¿Cuántas veces has leído aquello de que llevar un bolso que no siga la tonalidad de tus zapatos sube un look? Será moda, será tendencia, será inflar las cuentas de los diseñadores con muchos ceros a la derecha, pero rara vez será elegante. ¿Y qué hay de guantes y sombreros? ¿Te has olvidado de ellos? No sólo están para asistir a las bodas. Los hay de todo tipo y puedes llevarlos a diario. La elegancia puedes continuar marcándola tú misma hoy con tu saber-ser, saber-estar, que incluye, entre otras cosas, tu saber-vestir.

Trabajar, recibir en casa y dar un paseo

Elegancia para hoy/ protocolo en el vestir. En palabras de Christian Dior, "con el vestido creamos nuestra identidad en tanto que individuo social". Es decir, manifestamos nuestra personalidad y nos damos, de esta forma, a conocer a los demás. Hay tres puntos fundamentales a la hora de vestirse: la hora del día, el lugar al que acudimos y las personas con las que vamos estar. Ya he escrito antes que las mujeres se cambiaban tres veces al día, si no cuatro, en épocas pasadas; también los varones, a los que no quiero abandonar y les dedicaré otro post. No se vestían y desvestían por capricho sino para ir acorde con el momento del día. Actualmente esto también es así: por la mañana, si vas a trabajar te pones un traje de chaqueta o un vestido sencillo. Los colores a utilizar son más claros que por la tarde y más aún que por la noche.

Mañana, tarde y cóctel

Es distinto ir a la oficina que a los columpios con los niños; si practicas algún deporte llevarás prendas adecuadas para el mismo y si vas a una boda te vestirás de otro modo. Nadie se pone un traje de baño con gorro de piscina para ir a la oficina ni un traje de chaqueta para hacer natación. Tampoco llevas unos vaqueros a una boda ni luces una pamela con plumas y bandeau de plumeti para ir a columpiar a los niños. No acudes a visitar a un cliente con camiseta ni vas a la playa con vestido y chaqueta. No recibes a un invitado en tu casa en zapatillas ni duermes con vestido de fiesta. Es cierto que el tema de los colores ha cambiado mucho con el reinado del negro, del que soy súbdita-. Hoy en día no hay tiempo para volver a casa y abrir de nuevo el armario, no hay otro remedio que almorzar fuera y seguir trabajando para enganchar la jornada laboral con una cena. Por eso es indispensable que manejes bien los complementos, porque seguramente saldrás de tu casa al punto de la mañana y volverás para la hora de la cena o directamente para dormir, excepto los fines de semana en que tendrás la posibilidad de utilizar un modelo según la ocasión.



El tocado es de Lucía Be

Un vestido que cambia. En la imagen te muestro cómo con una única prenda básica y algunos complementos puedes estar perfecta de la mañana a la noche como si te hubieras cambiado de traje varias veces. Hay algo que no te puede fallar y es un vestido negro. La "petite robe noir" que popularizara la visionaria Coco Chanel, es de una versatilidad inigualable y eso es lo que necesitamos tú y yo, mujeres del siglo XXI. Ese vestido con chaqueta de tweed, botines o bailarinas, maxi-bolso y sombrerito te será útil para pasar tu jornada laboral. El mismo vestido acompañado de unas sandalias y un cartera de mano, con una prenda más liviana y adornada que la chaqueta y algún collar vistoso te permitirá acudir a una cena esa misma noche sin pasar por el vestidor. Si no haces uso de bolsos grandes, uno mediano de corte clásico, como el Chanel 2.55, te puede ser de gran utilidad. Puedes, incluso, cambiar tu sombrero por un tocado. El resultado será espectacular.



Imagen de The Sartorialist

LO QUE NUNCA DEBES HACER

1. Seguir todas las tendencias, incluídas  aquellas que no te favorezcan. La moda es efímera, la elegancia no.

2. Invertir mucho en tendencias; gasta más en un buen fondo de armario.

3. Darle mayor importancia a qué llevar que a qué llevar con qué.

4. Tirar prendas buenas a las que no das uso. Algún día podrás reciclarlas. Todo vuelve.

5. No llevar medias para una cermonia o un evento importante.

Ahora abre tu armario y empieza a revolver y a innovar. ¡Disfrutarás!