viernes, 6 de mayo de 2011

COMPOSTURA BRITÁNICA (y otras posturas)

El pasado 29 de abril asistimos a una de las bodas que, sin ser de Estado, ha resultado la más mediática en lo que llevamos de siglo: la del Príncipe Guillermo de Inglaterra con la ya llamada Catalina, Duquesa de Cambridge*. Mucho se ha escrito sobre los "modelitos" de los invitados, especialmente de ellas: Me gusta, no me gusta... pero poco he leído sobre elegancia, corrección y saber estar. Hoy escribo sobre elegancia apoyándome en este enlace matrimonial tan visto por todos, empezando por dar tres pautas a la hora de vestir: dónde, a qué hora y con quién.

La novia. Los ingleses saben distinguir muy bien entre moda y elegancia. No todo "lo que se lleva" es elegante, aunque sí puede llegar a serlo, depende de la "percha". Mucho se ha dicho, escrito y comparado el vestido de novia que lució la todavía Kate Middleton. Tan sólo basta una imagen para saber a qué me estoy refiriendo: Belén Esteban podía llevar un vestido bonito, mientras que Catalina o Gracia de Mónaco estaban bellas y elegantes, no ya porque sean más guapas, que también ayuda, sino porque son elegantes, es decir, tienen porte, clase, saber-estar y discreción. En ellas no destaca el vestido, por mucho o poco encaje de chantilly que este contenga, sino que destacan ellas mismas: Llevan el vestido y no el vestido a ellas. Una amiga mía metió la pata el día de su boda, porque entre dos vestidos eligió, no el primero con el que le dijeron en la prueba  "¡qué guapa estás!"  sino el otro: "¡qué guapa estás con ese vestido!". Craso error.

Elegancia británica. De elegancia los ingleses saben mucho, es algo que llevan en la sangre desde hace siglos, gracias a la sabiduría y el protocolo de sus veteranas universidades con sus "colleges" y a su larguísima tradición monárquica. Si lees a cualquier autor inglés, verás  que conoce la Historia, usos y costumbres, tradiciones de su país; que entiende de jardinería y sabe qué flor es apropiada para ponerse en el ojal dependiendo de la ocasión. Si repasáramos los momentos de esta boda, veríamos la naturalidad con la que Su Alteza Real Catalina realiza la reverencia ante la Reina Isabel a la salida del templo.
En la imagen: el Secretario de Prensa de Clarence House.

"Dress code". Me sorprendió la falta de elegancia que se vio en esta boda tan seguida por millones de personas en el mundo. Esa mezcla entre boda de príncipe heredero del heredero y, en consecuencia, no de Estado, parecía prestarse a equívocos en la vestimenta. De hecho, el atuendo solicitado en la invitación me llamó la atención y, tal vez, podía inducir a confusión. Se solicitaba "uniform, morning coat or lounge suit", cuya traducción al castellano es "uniforme, chaqué o traje". Resulta cuanto menos extraño, que en una boda real se permita el traje "normal y corriente", para entendernos. En Inglaterra no figura en las invitaciones la vestimenta requerida para las féminas, dándose por supuesto que será acorde con la del caballero; en este caso, de corto.

Caballeros elegantes. A pesar de una invitación confusa y con la "amenaza" de un Primer Ministro vestido de traje para tan magno evento por primera vez en la Historia de Inglaterra, los caballeros ingleses dieron la talla en lo que a elgancia se espera de ellos, incluido David Cameron -en la imagen, junto al Conde de Spencer y James Middelton, hermano de la novia-.

Caballeros vestidos inapropiadamente. Otros, en cambio, no estuvieron a la altura de las circunstancias. Como contraprestación a la elegancia del Primer Ministro, el Viceprimer Ministro,  Nick Clegg, desentonó con una mezcla no se sabe muy bien si de "morning coat" con "lounge suit" o un chaqué enlutado sin el consabido pantalón de rayas y sin gracia alguna. Elton John llamó la atención por el desafortunado colorido escogido y su pareja, David Furnish, tuvo el mal gusto -me llama poderosamente la atención la ignorancia al respecto de un caballero inglés- de atarse todos los botones del chaleco,  pues cuando se trata de un chaleco con una única línea de botones -no cruzado como el de Cameron, por poner un ejemplo- se deja sin abrochar el último botón. Otro de buena apariencia y lleno de errores en su indumentaria fue el futbolista David Beckham, pero tanto él como su esposa merecen capítulo aparte.

La hermana de la novia. Las señoras parece que también se hicieron un lío, empezando por la hermana de la novia, que vistió de blanco impoluto, como si de otra novia se tratase. Era Dama de Honor, saltándose el protocolo por arte y gracia de su hermana, pues en Inglaterra no se estila llevar damas de honor adultas. Así que no viéndose contenta con esta inicial salida de tono y el vestido blanco, aparece también con un escote excesivo para la ceremonia en la Abadía. Ya se ve que a Pippa Middleton le gusta enseñar sus atributos femeninos, y así lo demostró de nuevo en la cena que ofreció el Príncipe de Gales en su residencia, enfundándose un precioso y favorecedor vestido verde con el que mostraba parte de sus pechos, que lucían sin sujetador. Era digno de cualquier alfombra roja, pero no de compartir plato y mantel con miembros de la Familia Real Inglesa, con la que acaba de emparentar indirectamente. Resulta, al menos, chocante su falta de elegancia si la comparamos con el resto de su familia.
                                                                                 
Sombreros y tocados. Vi mucho tocado, con ligeras excepciones como las hijas del Príncipe Andrés, Eugenia y Beatriz, muy bonitos y escogidos con gran gusto (parte superior de la imagen). Pero en una boda por la mañana no hay nada como un buen sombrero (parte inferior de la imagen). Eso sí, aunque pertenezcas a la realeza, si no sabes llevarlo y tienes que ayudarte de la mano para sujetarlo, como le sucedió a Zara Philipps, hija de la Princesa Ana, mejor no utilizarlo.
Señoras vestidas inapropiadamente. ¿Se les ha olviadado a las señoras el elegante uso de la chaqueta o el abrigo de verano? La  Princesa de Asturias, la Princesa Victoria de Suecia, Marie-Chantal de Grecia, la Princesa Máxima de Holanda,  las esposas del Primer y Viceprimer Ministros Británicos lucían a cuerpo gentil sin rastro de la elegancia de otras bodas reales -¡y plebeyas o normales!-.

¿Qué les ha sucedido a algunas invitadas tan
adecuadamente vestidas en otras ocasiones?
Véase una muestra: Marie-Chantal de Grecia y Máxima de Holanda en las bodas del Príncipe de Asturias (2004) y en la del Príncipe Guillermo la semana pasada, respectivamente.

Señoras elegantes. Aún queda algo de porte inglés. Lo demostraron Carol Middleton, madre de la novia, la esposa del Príncipe Carlos, la Duquesa de Cornualles, y la prometida del Príncipe Alberto de Mónaco, Charlene Wittstock.
                                                                    











 
La extraña pareja. Samantha Cameron, esposa del Primer Misistro Británico, y su marido formaban una pareja discordante en sí misma. Él, un elegante caballero inglés; ella, vestida para dar un paseo por el parque o salir de tiendas. Sin chaqueta ni abriguito de verano ¡ni medias!, con unas sandalias con los pies al aire y luciendo sin pudor un tatuaje en el tobillo, un triste collar, que bien podría ser de bisutería, y su lacia media melena, que parecía no haber pasado por la peluquería con un mini tocado propio de una tarde de té con sus amigas. Creo que fue la peor invitada, porque cometió todos los fallos posibles.
                                                                                  



En cuanto al tema de las medias cabe añadir que tampoco las llevaba Miriam González, la esposa del Viceprimer Ministro (hay otra fotografía más arriba en que se puede apreciar mejor este detalle tan horrendo), que si no llega a ser por el tocado, parece que acude de luto. ¿Cómo puede alguien ponerse guantes como símbolo de elegancia y olvidarse de algo tan básico como unas medias?  Aunque parezca un dos piezas con chaqueta, en realidad se trata de un vestido entero, al que tampoco acompaña con otra pieza de vestuario. Los más altos cargos no dejaron en muy buena posición al Gobierno.

Las medias. La cuestión de las medias se ha vuelto harto delicada desde que las denominadas "celebrities", famosillas y/o actrices, se pasean por las alfombras rojas con vestidos de noche sin medias. Esta costumbre que, por desgracia, cada vez se va extendiendo más, tiene su origen en los diseñadores y modistos que prestan sus vestidos a las integrantes del mundo de la farándula y les piden que no lleven medias para que las telas adquieran mayor caída como en las pasarelas. No olvides que una boda, por muy mediática que esta sea, no es una pasarela y habrá que pensar en ponerles forro a determinados vestidos para lucir unas bellas y elegantes piernas enfundadas en delicadas medias.


Los Beckham.                                                                                   
El futbolista y la ex-Spice, diseñadora de moda, trataron de acicalarse lo mejor posible para el enlace de su Príncipe, pero la incultura y la ignorancia hacen estragos. Tanto como se preocupan de su imagen personal y con el dinero que hierve en sus cuentas, me pregunto por qué curiosa razón no contratan a un asesor de imagen y buenas maneras. Mucho se ha demonizado a Victoria y su vestido negro, que no era de tal color sino un precioso modelo azul tinta del todo favorecedor con su embarazo. Eso sí, le faltaba la chaqueta del mismo corte y, por supuesto, las medias, de la misma manera que le sobraban unos centímetros de tacón y plataforma. Habría ganado mucho si hubiese susbtituido su singular y hermoso tocado, más adecuado para la tarde, por una pamela digna de una dama británica. No obstante el que se llevó la palma fue David al lucir corbata con la elegante camisa wing collar, no muy apropiada para bodas en Gran Bretaña; esta, cuando se lleva con chaqué, ha de combinarse con pañuelo Ascot. Peor pata metió al colgarse la insignia con la que le condecoró Su Majestad la Reina Isabel II al nombrarle Sir, pues el chaqué no admite condecoraciones ni medallas, tan sólo el uniforme y el frac y en el lado izquierdo. Muy adecuada la elección del "Top hat" o sombrero de copa, pero muy poco elegante su "no uso". No se puso el sombrero en nigún momento, por lo que tampoco se lo quitó cuando correspondía: Al saludar, especialmente si se trata de una dama o de una persona de mayor rango, al entrar en la Abadía...

La elegancia es una actitud, una manera de ser y estar en el mundo, una prestancia, una manera de vestirse, de caminar y sentarse, de hablar... Es la opción más adecuada para quien desea aportar a los demás y triunfar en sociedad. El auténtico elegante disfruta.

* La Real Academia Española, a través de su Fundación Español Urgente, recomienda traducir al español los nombres de los miembros de otras casas reales, del mismo modo que sucede al contrario con la nuestra, por ejemplo en la británica.





                                                                                                                                                                                                                                                             

12 comentarios:

  1. muy bueno Aranzazú, enhorabuena por tus comentarios tan certeros

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  2. ¡Muchas gracias, Anna! Siempre tan amable.

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  3. He disfrutado muchísimo leyéndote. Te nombro asesora personal en este tipo de temas, no sabes cuánto me has ilustrado. Me encanta el concepto del blog pero tienes que darte más maña con las fotos, que algunas salen deformadas. Felicidades por la entrada, queremos más!

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  4. ¡Muchísimas gracias, Lucía! Sobretodo por ese nombramiento "oficioso". Yo te puedo nombrar asesora de fotografía, porque las "manualidades" no se me daban bien ni en el colegio, como bien has observado... En cambio, tú que eres una manitas haciendo sombreros y tocados... Habrá más, poco a poco...

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  5. Me ha gustado mucho. Como siempre, interesante y entretenido. Enhorabuena.

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  6. ¡¡¡Ya estaba esperando yo esta entrada!!!!
    Me ha gustado mucho. Cuidado con las fotos... aquí es fundamental y se te deforman un poco. El nuevo nombre me gusta más que el anterior. Hablaremos
    Un abrazo

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  7. Muchas gracias, Alejandro y Marian.

    Soy consciente del tema de las fotos; como ya he comentado anteriormente, las "manualidades" no son mi especialidad. Procuraré mejorar y espero contar con la ayuda experta de Lucía y Marian.

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  8. Muy buena crítica y buen post.
    Estoy de acuerdo contigo en lo referente a la elegancia.Yo creo que se nace y no se hace.

    Pero la elegancia de Greace Kelly pocas novias la tienen.

    Un besito

    http://lepetitangels.blogspot.com/

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  9. Gracias, Le Petit Angel.

    Con la elgancia se nace, pero también se puede trabajar en ella.

    Gracia de Mónaco era elegante. Mañana publico "post" sobre la boda del Príncipe Alberto de Mónaco, por si te interesa.

    Me pasaré por tu blog.

    Un abrazo.

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  10. Cómo me ha gustado este artículo!. A mi parecer Victoria Beckham - como actualmente se ha puesto a "diseñar" y tiene buen gusto para vestir se cree que no necesita una experta en protocolo que la oriente...

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  11. Gracias, Ladies and the city:

    Me alegra que te haya gustado y comparto tus opiniones al respecto.

    Un abrazo.

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  12. Me gusta el post que has elegido sobre la elegancia . Aquí
    se habla del vestido de Belén Esteban y del vestido de Gracia de Mónaco Y hay un refrán dice"que aunque la mona se vista de seda mona se queda".Por muy bonito que sea un vestido si la que lo lleva no tiene modales, ni te fijas en el. Te sigo ;-)
    Te invito a que visites el mío y me sigas también.Gracias.1 Beso.
    http://a-boutik.blogspot.com.es/
    Mi twitter es https://twitter.com/a_Boutik

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Gracias por dejar tu opinión. Me ayuda a crecer y a mejorar. Aránzazu.